La buena suerte

Y mira que es importante eso de que sea la buena suerte. Porque nada tiene que ver con su prima, la suerte a secas.

Para diferenciarlas te basta con saber que la simple suerte te la intentarán vender y que la buena suerte es la que está en tu mano. Es la que depende de ti, pero que te la tendrás que currar.

Hay dos cosas que jamás de los jamases deberías hacer:

  1. Nunca compres suerte a quien te la quiera vender.
  2. Nunca cambies tu buena suerte por la suerte de otras personas.

1 y 2 no son interesantes.

Esto es lo que sí que te interesa para conseguir tu buena suerte:

Una meta clara. Es lo primero de todo, lo que da sentido al proceso.

Decisión para lanzarte y confianza para ir avanzando, por muy marrón que se ponga la cosa.

Asegúrate de tener una buena preparación. Comienza con lo que tengas, pero tu formación y entrenamiento debe ir en aumento progresivamente.

No escatimes en tu esfuerzo, y sobre todo dales soluciones a quienes puedan ayudarte. Win win es la idea, porque si cuando tú ganas algo que necesitas eres capaz de darle a ganar algo a quien te ayudó, estás entrando de cabeza en el mundo de la cooperación.

Estos dos últimos puntos son los que marcarán tu estrategia, tu genuino plan de trabajo que te llevará a la buena suerte, la cual es tu objetivo.

Ah… y no te olvides de visualizarlo. Verás como poco a poco cada vez te resultará más sencillo verte dónde te quieres ver.

Pues ya estás listo para ponerte a trabajar. Si necesitas ayuda para definir los puntos clave, cuenta conmigo. Puedes contratarme aquí.

¡Buena suerte!

P.D. Buena suerte también es descubrir a una misteriosa chica en el tren, y que te cuente aquello que nunca antes te contaron.