Si no te compran, ¿por qué vas?
Es una buena pregunta.
Pero por no habérmela hecho yo mismo, me la hizo un jefe malo que tuve. Y de malos modos.
Yo vendía equipos de seguridad electrónica. Para pillar a los malos con las manos en la masa.
Y iba de visita en visita a las empresas que se dedicaban a instalarlos.
A unos les vendía y otros nunca compraban.
Pero continué reuniéndome con aquellos a los que daba gusto tratar, aunque todavía no les hubiera vendido un clavo.
Porque:
1.Eran potenciales clientes.
2.Estaban bien relacionados.
3.Por conseguir información.
4.Para estar a mano cuando saltara la liebre.
5.Porque el pico la pala siempre dan buenos frutos.
Aunque no logré convencer a aquel enano que tuve por jefe, mis razones eran razonables.
Pero como el dinero era suyo, la cosa no terminó bien.
Suerte la mía.
En la calle tuve tiempo para reflexionar.
Y darme cuenta de otra cosa. La más importantes de todas.
6.Para profundizar y descubrir qué planteamiento no podría ser rechazado por quien nunca antes compró.
Esta hubiera sido la respuesta certera a la pregunta que da título a esta Dreamstoria, que se lee entre 1 y 2 minutos y que puedes recibir semanalmente por email suscribiéndote aquí a coste 0.
Mucho me temo que el enano me hubiera despedido igualmente para ahorrarme el divertido momento de ver cómo su empresa se fue al carajo a los pocos meses.
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P.D. Eso sí. Prepara la wallet.
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