¿Qué puedes hacer cuando nada más puedes hacer?

Eso de que nada más se puede hacer habría que verlo…

Aunque es verdad que a veces nos encontramos ahí plantados, delante de un muro de contención.

Y la sensación es la de:

SE ACABÓ

Por aquí ya no se puede seguir, así que a otra cosa mariposa.

Y está bien hecho, porque:

1.Continuamos trabajando.

2.Damos tiempo para que pase algo bueno en ese camino que se ha obstruido.

Porque siempre hay una manera de volver a la carga, siempre existe una manera de retomar ese asunto que tanto te interesa.

Y siempre quiere decir

SIEMPRE

Desde que comencé con esto de la formación de vendedores -asesores, consultores, gestores de ventas, expertos en soluciones, o cualquier otro eufemismo que nos agrade más- empleo técnicas que aprendí de mis mejores maestros.

Una de ellas viene a cuento de lo que te estoy contando, y me la enseñó Victor Kuppers hace un taco de años:

“Cada día hago tres llamadas a tres nuevos contactos”, -me dijo un día mientras se ataba los cordones de sus Munich para ir a correr un rato por Valencia.

Lo cual es muy fácil de decir.

Y muy productivo.

Por eso cuesta tanto trabajo.

Porque para lograr esas tres nuevas llamadas diarias hay que trabajar mucho:

1.Selección previa.

2.Piticlín, piticlín.

3.Dar el correspondiente seguimiento a cada una.

Y aquí es donde viene lo interesante porque te dicen que NO el 100%.

Así que tienes que darles lo que se merecen en el siguiente paso.

Y continuar con esas tres nuevas llamadas al día siguiente, como si estuvieras en esa competición de ajedrez en la que te enfrentas simultáneamente a tropecientos.

Verás que SIEMPRE puedes hacer algo más cuando CREES que ya no puedes hacer algo más.

Tú aprende a vender y tendrás dinero.

Yo soy bueno en esto, cuando quieras empezamos a trabajar.