Odio los lunes

Hay que ver cómo se pone la gente cuando llega el domingo por la tarde.

¿Pero tú has visto algún Grizzly que se queje porque se le ha escapado un salmón?

-Coño, Paco. Ya estamos con tus shalauras de siempre.

El oso se concentra en el siguiente salmón que aparece por la cascada (gran jefe estar en gran cascada, qué bueno era Arévalo)

Y no se mueve de allí hasta que ha conseguido primero, segundo y postre.

Se acabó de lamentarse.

Porque tu problema no son sólo los lunes. También los martes y los miércoles, jueves y hasta los viernes, menos ese rato tan bueno en el que desconectas.

¿Y de qué desconectas?

¿Del pico y la pala?

¿De la pantalla del ordenador?

¿Del teléfono que suena y suena?

¿De tantas personas insoportables que te rodean?

¿De partirte el alma y apenas llegar justo justo justo a fin de mes?

El problema es que no desconectas. No puedes.

Entras a tu hora deseando que llegue la pausa para el café.

Llegas del café y ya estás pensando en la hora de la comida.

Después de la comida no te quedan ganas ni para cagarte en la puta.

Y a casa hasta que sea el día siguiente, deseando que llegue pronto el viernes.

Digo yo que trabajar 5 días seguidos para conseguir ser libre durante unas cuantas horas, no cuadra con tu espíritu de libertad.

Ni con el mío.

Ni con el sentido de la vida.

Estás en este mundo para mucho más que currar en un cubículo, esperar a que llegue el fin de semana y odiar los lunes.

¿Qué hace falta para que te atrevas a cambiar?

Si por casualidad confías en mi opinión y aprendes a vender, siempre tendrás dinero?

¿Te parece muy loco gastarte 30€ en un curso por correspondencia para aprender a vender cualquier cosa a cualquier persona?

Te lo envío a casa en formato papel y por mensajería sin coste adicional.

Aquí se compra.

O puedes seguir igual el próximo lunes. Es cosa tuya.