No importa si te has vendido por un plato de lentejas
¿Te puedes creer que el primero en venderse por un plato de lentejas fue un tal Esaú?
(Vaya nombre)
(Vaya, hombre)
O mujer, persona, animal o cosa.
Pues resulta que me acabo de enterar que ese Esaú (vaya hombre) era hijo de Isaac. El otro hijo que nadie conoce porque vendió por un plato de lentejas su primogenitura (vaya nombre) a Jacob. El hijo pequeño de Isaac que pasó a ser el mayor y que se hizo famoso por la Biblia.
Hay que ver lo que puede dar de sí un plato de lentejas.
SI QUIERES LAS COMES Y SI NO LAS DEJAS
Como si fuera tan fácil decidirse por comerlas o no comerlas.
Las lentejas es uno de los platos que más nos gustan a los que tanto nos gusta comer de cuchara. Lentejas estofadas se entiende. Con su chorizo, su hueso de jamón, su este y su aquel. Un guiso como tiene que ser. Estas son las que se comen.
Lentejas crudas ni pensarlo. Estas deben ser las que te dejas.
Las que te quitan el sueño cuando se te mete un sueño en la cabeza. Ese sueño que no te deja dormir y que te tiene todo el día haciendo dibujos en unos papelitos.
Y haciendo números en una libreta. Esto es lo que te quita el sueño. Porque lo que no quieres es que a tus hijos les falten las lentejas por culpa de una decisión tuya.
A todos esos coaches que te dicen que saltes del acantilado les daría en el cogote con mi libro Sueña sin perder de vista tus lentejas. Porque la decisión final de convertir tu sueño en el objetivo de un plan de trabajo, es seria pero muy seria. Seria de verdad.
LA DECISIÓN MÁS SERIA QUE HAYAS TOMADO EN TU VIDA.
Igual encuentras buenas ideas para todo ello en el libro Sueña sin perder de vista tus lentejas.
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