No aprecié la vista hasta que la perdí
¿Se puede considerar que la vista es algo común? ¿Acaso es un regalo?
Los ojos son testigos de un sinfín de paisajes, colores y formas, pero también son una herramienta bastante útil. No está mal eso de ver.
Y si se me ocurriera poner aquí la lista de utilidades me cerrarías el puesto. Seguro que sí, porque no hace falta que te lo diga.
Así que me voy a ir por otro vericueto a ver si así te llevo al huerto.
Porque lo cierto es que, dando por asumida la importancia casi vital de los ojos, también damos por sentada la capacidad de ver, lo cual es un error.
Obviamente.
Y no lo digo en lenguaje figurado, porque tengo una cliente ciega -Lucía- que me lo explicó crudamente:
“No aprecié la vista hasta que la perdí”
Esta mujer ejemplar se adaptó para ir solventando todas las dificultades derivadas del listado que omití más arriba y ha logrado dedicarse a lo mismo que se dedicaba pero haciéndolo de otra manera.
PORQUE SE QUEDÓ CIEGA
Y hace las cosas de otra manera. Con menos libertad de movimientos, lo llama, porque en ocasiones se siente envuelta en una sensación de vulnerabilidad.
¿No te suena eso de algo?
¿Dirías que la sensación de falta de libertad se podría parecer a lo que siente Lucía cuando recuerda que antes lo veía todo?
Lucía haría todo lo que pudiera para recuperar la visión, y no es una frase vacía. Pero nada puede hacer.
¿Y tú dices que harías lo que fuera para recuperar tu libertad?
Libertad económica, conciliación familiar, tiempo libre, organizar libremente tu propia agenda, elegir tu residencia, viajar… ¿Hablas en serio?
Aprende a vender y tendrás dinero.
También aprende a no dar por sentado todo eso tan importante que tienes y no esperes a perderlo para darle su valor.
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