Me encabrito cuando los impuntuales son premiados
¿Qué es más grave? ¿Qué te roben 50€ o 50 minutos de tu tiempo?
Este simple planteamiento ya muestra cómo podemos inducir una respuesta. Según como está planteada la pregunta podemos conseguir que la mayoría responda lo que queremos.
Efectivamente. El peor ladrón es el que te roba tu precioso tiempo.
A quien te quita dinero le puedes cobrar. Hay formas de lograrlo.
Pero el tiempo robado es irrecuperable. Ni aunque matases al ladrón. Ni aunque lo pusieras delante del juez. Culpable. Indemnice al demandante con 50 reales de vellón.
Muy bien. Te da dinero. Pero no aquella hora de tiempo que te quitó.
Por eso valoro tanto la puntualidad. Todos deberíamos.
El primer curso presencial que hice fue para una sola persona. Alguien de mucha confianza. Casi un amigo. Es lógico. ¿Quién iba a ser el primer “colgao” en contratar a otro “colgao”?
Pues el muchacho llegó 20 minutos tarde.
Yo con todo listo. Allí esperando. Y al llegar dice que no me enfade:
- Tu defecto es que eres puntual
Me dijo el colega. Nunca me devolvió esos 20 minutos. No puede aunque quiera.
No logro adaptarme a los impuntuales.
En otra ocasión era yo quien pagaba por una formación. El curso se daba en un hotel de Valencia. En el centro. Empezando a las 8 de la mañana. A tope hasta la hora de comer. Una pasta de curso.
Por eso madrugué y llegué con tiempo de sobra. Aparcando con algo de tiempo extra. Llegando a la acreditación 10 minutos antes.
Todavía pude mear y tomar un café. Me sobraron 2 minutos.
Justo cuando me me sentaba, un sonriente presentador tomó el micro para informar a los que ya ocupábamos, de que el curso se demoraría diez minutos porque faltaba mucha gente por llegar.
Me levanté como un torpedo.
- O sea, que llegar tarde tiene premio.
- ¿Cómo dices…?
- Que quienes nos hemos organizado para llegar a tiempo tenemos que esperar a los que vete a saber qué están haciendo.
- Bueno, son unos minutos de cortesía..
Pedí que me devolvieran el dinero y me largué.
Un par me siguieron. Tomamos un café. Hicimos el curso por nuestra cuenta.