Lección de ventas del botón

Ven aquí que te abotono. Y claro que lo que te estoy diciendo es una metáfora.

Una vez me di cuenta de que Isaac Asimov se imaginó a dos niños del futuro descubriendo objetos que fueron de uso cotidiano en el pasado.

¿A que tiene su gracia?

Cosas que cada vez eran menos apreciadas y útiles.

Esto me llevó a pensar en lo dejamos atrás, que es lo que vamos perdiendo y que no siempre esto es algo que nos podamos permitir.

Y no sé por qué me vino a la mente un botón. Más que por lo de ser una muestra fue por lo que es capaz de sujetar semejante utensilio, pese a su facilidad y sencillez.

¿A que tiene su gracia?

Nada que ver con la cremallera, que posiblemente sobrevivirá en el futuro dada su mayor complejidad y tecnología.

Lo cierto es que empecé a leer a Isaac Asimov cuando escribía en los periódicos para dar aquellas maravillosas explicaciones sobre el comienzo del siglo XXI, que no se produciría en el año 2000 sino al siguiente.

Lo cual sacaba de quicio a los que querían celebrarlo a toda costa aunque fuese mentira.

¿No tienen gracia los mentirosos?

Bueno al lío.

Sin el botón la ropa queda abierta y no abriga lo mismo, ¿a que no?

Un botón te permite conectar sin prisas, ajustado y con suavidad, ¿verdad que sí?

Abotonar es un proceso tranquilo, ¿no te parece?

También una actitud consciente y de sencillo aprendizaje, ¿a que sí?

No se puede abotonar algo que se encuentra distanciado, y no me refiero a los procesos online.

¿Lo tienes claro?

En cierta medida una venta es abrochar un botón. Poner en consonancia lo que tienes con lo que quieres.

Te puedo ayudar a poner tu botón el la prenda de ese cliente que no terminas de cerrar.

Soy bueno en esto.

Para contratarme es aquí.