El tío Rafa sí que acertó

Mira lo que pasó cuando me dejé la carrera a medias.

Imagínate la mesa grande de una familia grande el día de Navidad. Todo lleno de platos por todas partes, vasos medio llenos, primos, tíos, creo que algún abuelo todavía quedaba por ahí.

La leche en verso, vamos.

Unos 40 éramos pasándolo en grande hasta que alguien se acordó de que el julio anterior yo me hube dejado la carrera.

Una de las cosas más inoportunas que me han pasado en la vida. No me refiero a haber dejado la carrera.

ESO FUE OPORTUNÍSIMO

Sino a que en medio de tanta felicidad navideña alguien sacara el temita de mi abandono universitario.

Me alegro mucho de no acordarme de quien fue, menos mal.

Y la bola de nieve que vino directa por mí:

-Que si cómo se te ocurre…

-Que si qué va a ser de ti…

-Que si tu futuro está negro de cojones…

-Que sin una carrera nada vas a ser en la vida…

No exagero. Me estoy quedando corto al contarlo.

Mitad llorando, mitad queriendo irme y la otra mitad peor todavía.

No pude articular palabra. Entre todos me estaban dejando planchado. Madre mía, que maravillosos recuerdos.

Hasta que en un determinado momento vi a mi tío Rafa sobresaliendo entre la multitud que me vapuleaba:

-¡Ya está bien! ¿No os parece? Seguro que se ganará bien la vida, ya funcionará en algo, no os preocupéis y dejarlo en paz.

Y cada vez que miro el saldo bancario me acuerdo de mi tío Rafa, muy muy muy agradecido por su confianza cuando nadie confiaba.

Un mes tras otro, así en plan (no reírse) ganándome estupendamente la vida desde el mismo momento en que dejé la carrera.

Y tú lo mismo. Seguro que vas funcionar en lo que llevas en marcha.

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