Aquel champú para caballos que era estupendo para las personas

¿Te acuerdas de aquel champú para caballos que daba unos resultados estupendos en las personas?

Se puso de moda. Corría el año 2011.

Se empezó a vender como si fueran churros. A pesar de la la mala pinta que tenía.

Aparecieron por televisión algunos protoinfluencers y lo lanzaron al estrellato.

Se puso en valor que 1 imagen vale más que 1000 palabras.

Y comenzó la locura. Era imposible conseguir una botella. Y mira que daba asco ver la botella.

No faltó que una conocida cadena de supermercados lo incluyera en su línea de cosméticos. Sus lineales se agotaban en pocas horas.

Salía por la tele. 1 imagen, ya lo sabemos… y la gente como loca.

Ya no se me cae el pelo, decía la una.

Y yo nunca lo había tenido tan sedoso, interrumpía la otra.

Pero un producto para caballos al precio que se vendía para los caballos no se podía vender para uso humano.

Y aquí es donde intervino el copywriting (todavía no se había inventado el palabro, aunque sí el método para convencer con las palabras):

1.Biotina: es eso tan bueno que contiene el champú.

2.Las cosas para animales no se pueden vender para las personas.

3.Pero estáis de suerte porque ahora podéis comprar champú con biotina.

Al precio que se merecen los humanos, lógicamente. Esto se lo fueron encontrando paulatinamente.

¿Y sabes lo que pasó?

Efectivamente.

Que se terminó el cuento del champú para caballos. A freir espárragos 1 imagen porque alguien empleó a tiempo un puñado de palabras.

A pesar de que el champú con biotina sigue siendo una maravilla.

Si me dices qué quieres vender y cómo lo estás haciendo hasta ahora, podremos buscar la manera de que vendas más y mejor.

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